martes, 18 de noviembre de 2008

Poema XXXIII

("Que todo tiempo pasado fue mejor...")

Éramos suspiros hechos de silencio
bañados únicamente por las lágrimas de luz
de un crepúsculo azulado.
Habíamos logrado absoluto secreto entre nuestras manos
y sólo algunos dioses habrían visto nuestros cuerpos;
éramos ausencia de las cumbres terrestres
sólo para trascender a las profundidades de la piel necesaria.

-Siempre, en el mismo lugar (o templo,
como quieras llamarlo...)
después de Ser contemplación infinita
nos separábamos: tu fugaz y yo estático
para nunca haber sido-

“Que se quemen los sueños como un frío poniente”
y que el azul profundo de las pieles,
expuestas al resplandor de un oculto plenilunio,
se disperse entre las piedras que crujen cuando huyes.

-Habrías dicho sordamente adiós,
habrías intentado sutilmente besarme
y corriendo, te habrías alejado por la esquina;
Entonces volvían a mi las aceitadas luces heladas
y los sonidos citadinos como graznidos eléctricos...-


sólo yo quedaba con el Tiempo burlándose a mi lado
mientras el crepúsculo, ahora imperceptible,
se desangraba azul, SIEMPRE AZUL,
en las horribles calles vestidas con tu ausencia.

Y me quedaba mirando a ver si dabas la vuelta....

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