jueves, 13 de noviembre de 2008

A Bashô.

Atentas brevemente contra el verbo,
artesano de silencios
errático y distante.

Olvidado
extranjero en tierras todas
prudente
guerrero
austero
enterrado,
en tres líneas
te sientas y contemplas
el interminable secreto
en el vacío

queda en el camino la senda abandonada
en misterio convertida.
Sin rastro, has muerto
en el exilio
lejos del Amida y sus manos.

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