miércoles, 12 de noviembre de 2008

II.

Hay unas monedas
Tres.
conversan como viejos sobre la mesa de la alcoba
juntas como si fueran amigas.
Las veo concentrado, sin interrumpirlas,
y creo escuchar que se quejan.

Son de ti lo único que ha quedado,
no sirven para tomar un autobús,
ni para un café
y a lo sumo valdrían un cigarrillo.

Son tres gastadas monedas,
de pronto el cambio de alguna compra casual
de pronto un regalo de consolación
sarcástico en demasía

De pronto son despojos tristes de tu olvido
y de prono ellas me observan a mi,
también con cierta lástima.

No hay comentarios.: