Me senté cuidadoso a crearte
y el fuego ardía a mi costado.
Delineaba tu sombra con la mía,
y rozaba tus formas con el lápiz;
el carbón cedía dócil a tus átomos sutiles.
Lentamente, mientras se consumía la luz en los maderos,
las sombras se apagaban
y parecían luchar aferradas al muro para no ser relegadas a la oscuridad y al olvido
lentamente quedamos ciegos,
tu,
yo
y el dibujo
que ahora
con lentitud parsimoniosa
se convertía en sombra de las sombras.
jueves, 13 de noviembre de 2008
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