miércoles, 12 de noviembre de 2008

Canciones de amor en una carta sin remitente


I.

Vi mi mano debatiendo en el vacío,
se retorcía distraída en soledad,
vi cómo las figuras que dibujaba en el denso y caluroso aire
finalmente se esfumaban en la inmensidad del olvido.

Sus movimientos eran sutiles
y su estela inasible lograba que adoptara
en la instantaneidad del hecho
una suerte de quimerismo arcano,
profundo y enigmático.

Hablaba-algo decía
Mi mano
Solitaria
como yo,
siempre como yo.

Levanto la mirada....
mi mano se sigue moviendo.
Y tu...
desaparecías cruzando el horizonte
mientras tu mano también se movía.

"Adiós"


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