lunes, 13 de abril de 2009

Partir.

Siempre hay demasiado tiempo para pensar.
Te vas,
te vas indefinidamente.

La piel quemada, los ojos marinos,
la boca como una tremenda tumba.
El frío, el mar, la dama,
el polvo de los días que han quedado entre tus dedos.
La sal que dejó sus besos.
Tu triste equipaje olvidado...


El viento es indiferente de este lado de la ventana,
(sin embargo,
te esmeras por tragarlo a bocanadas,
y decirle adiós con los labios.)

y el atardecer te recuerda que ahora también tu eres ocaso.

Ya despedirte resulta retórico,
y el malestar se vierte en tu frente... (te alejas)
sabes que el dolor
el beso amargo de partir
es para siempre recordar
no que te vas

...pero que te has ido.

1 comentario:

Gatto dijo...

Y la gente siempre se va, y siempre se queda. Y uno vive en constantes melancolías y deja vus. Y se acostumbra a vivir diciendo adiós como pasa todas las tardes sin despedirse del sol.

Flashada aparte, me gusto :)