martes, 7 de abril de 2009

El ahora en la arena.

Ahora que el tiempo se viste de cifras y números
y no somos más que el escandeo interminable de las horas,
la vida triste se desvanece pronta
-y a la vista aquello por irse y no aquello que se ha ido.-
Entonces luchamos incesantes contra las corrientes del río
queriendo evitar la cara del mar que es el frío fracaso;
Y desprovistos de ideas cedemos a las máscaras para burlar lo inevitable;
el ocaso en el espejo

¿Dónde ha quedado acaso la posibilidad de una memoria,
de una lápida inerte, una honra esclarecida?

¿Dónde ha quedado ese cielo, esa elegía necesaria?

¿Acaso ya no hay rosa que pueda evitar su horrible destino
de vivir más de una vida?

De tanto huirle a la muerte
y proclamar permanencia
hemos también olvidado el olvido.

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