martes, 27 de enero de 2009

Ayer
recorrí,
Errático en las ruinas de mi triste biblioteca,
Las páginas de aquellos poemas olvidados sin dedicatoria

Ahora los miro.
Los miro incrédulo:
las letras se difuminan en un profundo amarillo
Y se pierden en la hoja como ancianos encorvados convirtiéndose en polvo.

El sol naranja de la tarde regado en los folios y la mesa
(vestigio de un ocaso)
Me hace sentir que alguna vez los escribí por amor.

Pero luego…
En la noche poniente que se destila después de las horas,
Ya cansados mis ojos de tanto devorar las sombras de mi pasado,
Recuerdo que los escribí para ti
Y también recuerdo por qué los había olvidado…

2 comentarios:

girby... dijo...

me encanta... me ha pasado tantas veces. Recordar siempre implica un acto de tristeza

Yiohe dijo...

Los 2 ultimos renglones me parecieron ,nose como decirlo , contundentes?